En el marco de la discusión planteada en el foro del curso, a raíz de un comentario de José Miguel Gracia, recordé un texto de Edith Litwin, del cual extraje un fragmento relacionado con el tema planteado, que me pareció interesante.
"Una experiencia interesante se realizó en Estrasburgo con chicos de la escuela primaria que tenían todo el desarrollo de los contenidos en una mochila digital. La mochila era la computadora y funcionaba como manual, libro, cuaderno, deberes, absolutamente todo, programado especialmente para el caso. Se hizo un estudio de tipo comparativo en un corte experimental con otro grupo de estudiantes en donde tenían una programación similar y de muy buen nivel pero sin la mochila digital. Un seguimiento a lo largo del año mostró como que la mochila no producía valor agregado. Buenas propuestas educativas comparadas con otras buenas propuestas soportadas tecnológicamente no producían valor agregado en términos de la incorporación per se.
Una experiencia diferente, que tuve oportunidad de analizar en México en una pequeña universidad, incorpora propuestas tecnológicas en las aulas con el objeto de ir pensando que la misma universidad se está preparando para el desarrollo de propuestas tecnológicas, con el objeto de vender en el futuro a través de convenios sus paquetes instruccionales. Provoca en el aula propuestas de desarrollo tecnológico a través de la utilización de las computadoras en el aula para trabajar con foros, etc., pero determinó propuestas tecnofóbicas por parte de los estudiantes. Estos, puestos a realizar un foro en el aula con su profesor de manera presencial, terminaron rechazando las computadoras.
Estas experiencias permiten analizar nuevamente los problemas. Si pensamos en la información, hay que hacerlo de un modo diferente. Si pensamos los entornos comunicacionales para la producción de conocimiento en los trabajos en colaboración, también nos preguntamos si son intereses en común los que están uniendo a la gente. Cuando lo hacemos advertimos que más de una vez muchas de las propuestas de colaboración están pedagogizadas en las escuelas y se pierde su verdadero sentido. Cuando pensamos en la colaboración en las escuelas y decimos a los estudiantes "sí para la enseñanza, pero no para la evaluación" porque en la evaluación no podes mirar lo que hace el otro, somos contradictorios con la misma propuesta de colaboración que planteamos. En el caso del SARS el trabajo en colaboración refiere a un interés en común: descubrir rápidamente cuál era el origen de la enfermedad. La pregunta que nos hacemos es si son intereses genuinos en las escuelas y en las universidades los que sostienen la colaboración. Si el interés es genuino es probable que podamos encontrar propuestas pedagógicas que le den verdadero sentido a la colaboración, si no seguramente serán pedagogizadas en el mal sentido, en términos de no generar propuestas estimuladoras a un pensamiento cada vez más complejo.
Este es el panorama y no parece sencillo, porque malas introducciones de las tecnologías generan tecnofobias. Las malas incorporaciones de la tecnología en el sentido de pensar que la tecnología per se genera valor agregado nos muestran con desilusión que no generaron un cambio en términos de impacto. Las tecnologías provocan en los profesores, a pesar de que se busque la autonomía, un mayor compromiso con la propuesta educativa. Se busca la autonomía de los estudiantes y la tecnología termina provocando un mayor compromiso de los profesores con los procesos de comprensión de los mismos estudiantes. Esto va instalando un panorama cada vez más complejo donde queda claro que la introducción de la tecnología per se no resuelve ninguno de los interrogantes sino que provoca nuevas preguntas en términos del sentido de su uso. Y entonces son los proyectos educativos respondiendo a filosofías determinadas lo que seguramente le dan sentido al uso de la tecnología.
Cuando se analiza, por ejemplo, la utilización de la tecnología para la discapacidad se plantea un sentido humano por el que la tecnología recobra otra vez su valor como herramienta. Y esa es la plataforma en la que uno inscribe hoy los proyectos: cuál es el sentido con el que este proyecto va a ser utilizado. Desde ese lugar, la plataforma de la educación en la era planetaria también inscribe interrogantes nuevos. Edgar Morin, plantea que la humanidad también se desenvuelve en una tensión, complementaria y contradictoria en términos de ciencia, de técnica, de industria, de intereses; pero también es humanista y busca la emancipación del hombre. Entonces la tecnología, en sus dos aspectos de información y comunicación, puede colaborar en la instalación de esa humanidad planetaria, según lo plantea Morin.Nos preguntamos cuál es la tecnología que tienen que conocer los estudiantes pero también nos preguntamos qué tecnología tienen que conocer los profesores. Yo creo que si para los profesores la tecnología no le es transparente (una categoría interesante de Burbules y Callister), si los profesores no manejan la tecnología es muy difícil que puedan apropiarse de ella y darle este sentido planetario que planteamos. Van a tener un sentido de herramienta pero que va a ser más barrera que otra cosa. Si para los profesores la tecnología no es transparente van a terminar trabajando en propuestas didácticas que van en contra del mismo sentido del uso de la tecnología. Y a su vez nos preguntamos cuál es la tecnología que tiene que conocer los estudiantes. Casi con sentido común decimos que los estudiantes saben más de tecnología que los docentes, en términos de videojuegos, chats, etc. La pregunta es cuál es la tecnología que requerirían los estudiantes para favorecer procesos de pensamientos cada vez más complejos. La pregunta que nos hacemos es si tienen que ser programadores o si tienen que ser lectores eficaces, críticos. Si el problema es conocer críticamente el origen de la información como para poder pensar si esa información le ofrece buena respuesta a su pregunta, o si el estudiante simplemente como lector crítico y consumidor de tecnología basta por sí solo para poder resolver la problemática del acceso a la información y la comunicación. Bueno, esta es una síntesis de la plataforma o de algunos interrogantes sobre los que se podría inscribir hoy la tecnología"
Edith Litwin [23-11-01] [En Linea], Las nuevas Tecnologías en las instituciones educativas: Reflexiones para una inversión sutentable. Tendencias, análisis y Prospectiva. http://www.litwin.com.ar/site/Articulos7.asp [Consulta 15-06-2007].
Mediante del Link se puede acceder a una versión completa del articulo.
1 comentario:
Hola,Damián.interesante tu blog.comparto lo que dice Litwin.Justamente al seminario que me refería en el foro lo dio Lila Pinto,alumna de Litwin.Fue muy bueno.
La tecnología llegó para quedarse,debemos convivir con ella,como lo hicimos (hacemos)con la TV,con la radio,con el teléfono,etc.Insisto en que debemos ayudar,como docentes,a utilizarla críticamente.Claro:menudo problema tenemos cuando vemos que esa tecnología es utilizada con fines espúreos.hay que apropiarse de ella para crear hombres libres y críticos.Y como dice Tneti Fanfani: el ámbito es el aula...¿da para pensar ,no?Parece contradictorio lo que digo...¿Lo discutimos en el café con el resto de los compañeros?
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